El Moncayo o San Miguel es una cumbre especialmente emblemática, está situada en la provincia de Zaragoza y aunque no es la más alta de Aragón, es sin duda una de las más famosas e icónicas. Con una altitud de 2.314 metros sobre el nivel del mar, es la más alta del Sistema Ibérico y uno de los picos más importantes de la Península Ibérica.
Desde 1978 la parte aragonesa de la montaña forma parte del Parque Natural del Moncayo, anteriormente parque natural de la Dehesa del Moncayo, con una superficie protegida de más de once mil hectáreas.
El Moncayo domina el paisaje de las comarcas que lo rodean y ha sido durante siglos un lugar de gran importancia tanto para la gente local como para los viajeros que han visitado la región.
De hecho, ya desde tiempos de los celtas y los romanos, cuando se llamaba Mons Caius, esta montaña ha sido considerada especial, con un carácter mágico e incluso sagrado.
El poeta bilbilitano Marcus Valerius Martialis, Marcial lo cita frecuentemente en sus epigramas; "luci, gloria temporum tuorum, qui Caium veterem Tagumque nostrum Arpis cedere non sinis disertis" (luz, gloria de vuestros tiempos, que no permitísteis que el viejo Cayo y nuestro Tajo cedieran a Arpis), "senemque Caium nivibus" (el Moncayo encanecido por sus nieves).
La zona del Moncayo en sentido extenso, considerando las comarcas que rodean al macizo, abarca una gran variedad de paisajes, desde bosques de pinos hasta extensas llanuras, y tiene una rica historia y cultura que se remonta a la Edad Media.
Además, el Moncayo y dichas comarcas que lo rodean (las aragonesas Aranda, Campo de Borja y Tarazona y el Moncayo junto con la castellana Comarca del Moncayo) son el hogar de una gran variedad de especies de plantas y animales, lo que lo convierte en un lugar de gran importancia ecológica.
Como ya hemos mencionado en la introducción, el macizo y la cumbre del Moncayo se encuentran en la Cordillera Ibérica, y se trata de una de las montañas más destacadas de esta cadena montañosa. Aunque no es la cima más alta de Aragón (título que ostenta el Aneto con sus 3.404 metros de altitud), sí es la montaña más alta del Sistema Ibérico y de las provincias de Zaragoza y Soria.
CC BY-SA 4.0 / DANTART / MONCAYO NEVADO AL AMANECER DESDE ZARAGOZA
Además, su cima es fácilmente accesible (atención, solamente en el caso de que las condiciones meteorológicas sean favorables) a través de una serie de rutas de senderismo que son muy populares entre los excursionistas de la región.
Para empezar, una de las razones por las que el Moncayo sea tan emblemático en Aragón es su presencia en el vocabulario y el imaginario popular, que denomina "viento del Moncayo" al cierzo que circula acanalado por el Valle del Ebro y que condiciona de forma significativa la climatología en el mismo.
Y también su papel en la historia de la tierra aragonesa. Durante siglos, el Moncayo ha sido un lugar de gran importancia estratégica, y ha sido el escenario de numerosas batallas y conflictos.
Ya en la Primera Guerra Celtíbera (181 - 179 a.C.) se enfrentaron las tropas romanas de Tiberio Sempronio Graco contra los celtíberos asentados a los pies del Mons Chaunus.
Más tarde, en la Edad Media, la montaña fue el hogar de una serie de monasterios y ermitas, algunos de los cuales han perdurado, como por ejemplo el Real Monasterio de Santa María de Veruela, abadía cisterciense del siglo XII adscrito a la Diócesis de Tarazona. O el Santuario del Moncayo, un conjunto integrado por la iglesia y una hospedería adjunta, gestionada en la actualidad como restaurante.
También durante la Guerra de la Independencia, la zona fue el escenario de intensos combates entre las fuerzas españolas y las tropas napoleónicas que ocuparon la ciudad de Tarazona en el período entre los años 1808 y 1813.
Además de su importancia histórica, el Moncayo es un lugar de gran belleza natural, con una gran variedad de paisajes y ecosistemas. En las laderas de la montaña se pueden encontrar bosques de pinos y hayas, así como una gran variedad de especies de plantas y animales. La zona también es el hogar de numerosas aves rapaces, incluyendo el águila real y el buitre leonado.
La región del Moncayo también es un lugar popular para practicar actividades al aire libre. Hay una gran cantidad de rutas de senderismo que serpentean por las laderas de la montaña, y hay numerosos lugares donde se pueden practicar deportes de aventura como el parapente, la escalada y el barranquismo.
En el invierno, la montaña también es un lugar popular para practicar deportes de nieve, como el esquí y el snowboard.
La región que rodea al Moncayo es también de gran importancia cultural, con una rica historia y tradiciones que se remontan a la Edad Media. La zona cuenta con numerosos pueblos y aldeas que han conservado sus características y costumbres a lo largo de los siglos.
Muchos de estos pueblos tienen una arquitectura tradicional, con casas de piedra y tejados de pizarra, y son un lugar ideal para experimentar la cultura y el estilo de vida de la región.
Una de las rutas más populares para ascender al Moncayo es la ruta desde el Santuario que lleva a los excursionistas a través de una serie de impresionantes paisajes, incluyendo bosques de pinos y robles y barrancos muy escarpados.
Arranca 800 metros antes del santuario propiamente dicho, desde el parking Haya Seca, y lleva a los excursionistas con cierta preparación hasta la cima en aproximadamente tres horas. Durante los dos primeros quilómetros de ascensión, que son más suaves, transcurrimos por una zona densamente arbolada que es relativamente más cómoda de transitar.
A partir de ese punto desaparece la vegetación y nos vamos adentrando, después de ir venciendo ya cierto desnivel, en el Circo de San Miguel, una imponente pared de roca y piedra y que durante un buen período del año podemos encontrar con nieve..
Esta parte de la ruta es más exigente e implica una ascensión de al menos un par de horas a través de terreno rocoso y empinado hasta el cerro de San Juan primero y el collado de las Piedras después, para finalmente ya sin tanto desnivel ganar la cima del Moncayo a 2.314 metros de altitud.
El paisaje desde allí es impresionante, con vistas panorámicas de las comarcas circundantes y de todo el Valle del Ebro, siendo visibles y reconocibles en el horizonte multitud de cimas de los Pirineos e incluso en un día claro hasta los puertos de Tortosa-Beceite a más de 200 km. de distancia.
Además de las rutas de senderismo, la región del Moncayo también es un lugar popular para la observación de la naturaleza. Los bosques y prados alpinos de la zona son el hogar de una gran variedad de especies de plantas y animales, incluyendo numerosas especies de aves y mamíferos.
Los excursionistas pueden tener la oportunidad de avistar animales como ardillas, ciervos, zorros, corzos y jabalíes, así como aves como el quebrantahuesos o el buitre leonado, alimoches, perdices, tórtolas e incluso el águila real.
La región del Moncayo también es conocida por su gastronomía, que incluye una gran variedad de platos tradicionales de la región. La zona es famosa por su cordero asado, que se cocina lentamente en un horno de leña y se sirve con patatas y otras guarniciones.
También son populares las sopas y guisos elaborados con ingredientes locales, como las judías pintas y las setas.
Con todo, probablemente el plato estrella por su polularidad son las migas, también conocidas como migas de pastor, un plato típico que tiene su humilde origen en la transhumancia y en el que se aprovechan las sobras del pan duro, aunque también se hacen de harina, junto con longaniza, tocino fresco de cerdo, cebolla, ajo, pimentón dulce, sal y sebo. En algunas presentaciones se pueden servir con uvas o alguna rodaja de naranja u otras frutas por encima, en busca de aportar cierta jugosidad y frescura al plato.
Podemos decir que hoy en día han evolucionado de una elaboración fundamentalmente pastoril a un plato de tasca y fonda presente con toda dignidad incluso en restaurantes de cocina de autor o de alta gastronomía. Las migas se suelen acompañar de un buen vaso de vino y en el caso que nos ocupa que es la gastronomía de las comarcas del Moncayo, este -por supuesto- debería ser un caldo D.O. Campo de Borja.
En resumen, el Moncayo y las comarcas que lo rodean son un lugar de gran belleza natural, con una rica historia y cultura. A pesar de no ser la cima más alta de Aragón, el Moncayo es una montaña emblemática en la región, por su altitud el rey del Sistema Ibérico y que ha sido durante siglos un lugar de gran importancia para la gente local y los viajeros que han visitado la zona.
Con una gran variedad de rutas de senderismo, deportes de aventura y actividades al aire libre, así como una gastronomía deliciosa y una cultura rica y diversa, el Moncayo y las comarcas que lo rodean son un lugar ideal para aquellos que buscan explorar lo mejor de Aragón.
Para finalizar, si amas Aragón y esta publicación te parece útil, informativa, entretenida o valiosa de un modo u otro, considera ayudar a la difusión de los atractivos de esta tierra compartiendo este artículo sobre el Moncayo con tus amigos y en tus cuentas de redes sociales. ¡Gracias!
El Moncayo o San Miguel es una cumbre especialmente emblemática, está situada en la provincia de Zaragoza y aunque no es la más alta de Aragón, es sin duda una de las más famosas e icónicas. Con una altitud de 2.314 metros sobre el nivel del mar, es la más alta del Sistema Ibérico y uno de los picos más importantes de la Península Ibérica.
Desde 1978 la parte aragonesa de la montaña forma parte del Parque Natural del Moncayo, anteriormente parque natural de la Dehesa del Moncayo, con una superficie protegida de más de once mil hectáreas.
El Moncayo domina el paisaje de las comarcas que lo rodean y ha sido durante siglos un lugar de gran importancia tanto para la gente local como para los viajeros que han visitado la región.
De hecho, ya desde tiempos de los celtas y los romanos, cuando se llamaba Mons Caius, esta montaña ha sido considerada especial, con un carácter mágico e incluso sagrado.
El poeta bilbilitano Marcus Valerius Martialis, Marcial lo cita frecuentemente en sus epigramas; "luci, gloria temporum tuorum, qui Caium veterem Tagumque nostrum Arpis cedere non sinis disertis" (luz, gloria de vuestros tiempos, que no permitísteis que el viejo Cayo y nuestro Tajo cedieran a Arpis), "senemque Caium nivibus" (el Moncayo encanecido por sus nieves).
La zona del Moncayo en sentido extenso, considerando las comarcas que rodean al macizo, abarca una gran variedad de paisajes, desde bosques de pinos hasta extensas llanuras, y tiene una rica historia y cultura que se remonta a la Edad Media.
Además, el Moncayo y dichas comarcas que lo rodean (las aragonesas Aranda, Campo de Borja y Tarazona y el Moncayo junto con la castellana Comarca del Moncayo) son el hogar de una gran variedad de especies de plantas y animales, lo que lo convierte en un lugar de gran importancia ecológica.
Como ya hemos mencionado en la introducción, el macizo y la cumbre del Moncayo se encuentran en la Cordillera Ibérica, y se trata de una de las montañas más destacadas de esta cadena montañosa. Aunque no es la cima más alta de Aragón (título que ostenta el Aneto con sus 3.404 metros de altitud), sí es la montaña más alta del Sistema Ibérico y de las provincias de Zaragoza y Soria.
CC BY-SA 4.0 / DANTART / MONCAYO NEVADO AL AMANECER DESDE ZARAGOZA
Además, su cima es fácilmente accesible (atención, solamente en el caso de que las condiciones meteorológicas sean favorables) a través de una serie de rutas de senderismo que son muy populares entre los excursionistas de la región.
Para empezar, una de las razones por las que el Moncayo sea tan emblemático en Aragón es su presencia en el vocabulario y el imaginario popular, que denomina "viento del Moncayo" al cierzo que circula acanalado por el Valle del Ebro y que condiciona de forma significativa la climatología en el mismo.
Y también su papel en la historia de la tierra aragonesa. Durante siglos, el Moncayo ha sido un lugar de gran importancia estratégica, y ha sido el escenario de numerosas batallas y conflictos.
Ya en la Primera Guerra Celtíbera (181 - 179 a.C.) se enfrentaron las tropas romanas de Tiberio Sempronio Graco contra los celtíberos asentados a los pies del Mons Chaunus.
Más tarde, en la Edad Media, la montaña fue el hogar de una serie de monasterios y ermitas, algunos de los cuales han perdurado, como por ejemplo el Real Monasterio de Santa María de Veruela, abadía cisterciense del siglo XII adscrito a la Diócesis de Tarazona. O el Santuario del Moncayo, un conjunto integrado por la iglesia y una hospedería adjunta, gestionada en la actualidad como restaurante.
También durante la Guerra de la Independencia, la zona fue el escenario de intensos combates entre las fuerzas españolas y las tropas napoleónicas que ocuparon la ciudad de Tarazona en el período entre los años 1808 y 1813.
Además de su importancia histórica, el Moncayo es un lugar de gran belleza natural, con una gran variedad de paisajes y ecosistemas. En las laderas de la montaña se pueden encontrar bosques de pinos y hayas, así como una gran variedad de especies de plantas y animales. La zona también es el hogar de numerosas aves rapaces, incluyendo el águila real y el buitre leonado.
La región del Moncayo también es un lugar popular para practicar actividades al aire libre. Hay una gran cantidad de rutas de senderismo que serpentean por las laderas de la montaña, y hay numerosos lugares donde se pueden practicar deportes de aventura como el parapente, la escalada y el barranquismo.
En el invierno, la montaña también es un lugar popular para practicar deportes de nieve, como el esquí y el snowboard.
La región que rodea al Moncayo es también de gran importancia cultural, con una rica historia y tradiciones que se remontan a la Edad Media. La zona cuenta con numerosos pueblos y aldeas que han conservado sus características y costumbres a lo largo de los siglos.
Muchos de estos pueblos tienen una arquitectura tradicional, con casas de piedra y tejados de pizarra, y son un lugar ideal para experimentar la cultura y el estilo de vida de la región.
Una de las rutas más populares para ascender al Moncayo es la ruta desde el Santuario que lleva a los excursionistas a través de una serie de impresionantes paisajes, incluyendo bosques de pinos y robles y barrancos muy escarpados.
Arranca 800 metros antes del santuario propiamente dicho, desde el parking Haya Seca, y lleva a los excursionistas con cierta preparación hasta la cima en aproximadamente tres horas. Durante los dos primeros quilómetros de ascensión, que son más suaves, transcurrimos por una zona densamente arbolada que es relativamente más cómoda de transitar.
A partir de ese punto desaparece la vegetación y nos vamos adentrando, después de ir venciendo ya cierto desnivel, en el Circo de San Miguel, una imponente pared de roca y piedra y que durante un buen período del año podemos encontrar con nieve..
Esta parte de la ruta es más exigente e implica una ascensión de al menos un par de horas a través de terreno rocoso y empinado hasta el cerro de San Juan primero y el collado de las Piedras después, para finalmente ya sin tanto desnivel ganar la cima del Moncayo a 2.314 metros de altitud.
El paisaje desde allí es impresionante, con vistas panorámicas de las comarcas circundantes y de todo el Valle del Ebro, siendo visibles y reconocibles en el horizonte multitud de cimas de los Pirineos e incluso en un día claro hasta los puertos de Tortosa-Beceite a más de 200 km. de distancia.
Además de las rutas de senderismo, la región del Moncayo también es un lugar popular para la observación de la naturaleza. Los bosques y prados alpinos de la zona son el hogar de una gran variedad de especies de plantas y animales, incluyendo numerosas especies de aves y mamíferos.
Los excursionistas pueden tener la oportunidad de avistar animales como ardillas, ciervos, zorros, corzos y jabalíes, así como aves como el quebrantahuesos o el buitre leonado, alimoches, perdices, tórtolas e incluso el águila real.
La región del Moncayo también es conocida por su gastronomía, que incluye una gran variedad de platos tradicionales de la región. La zona es famosa por su cordero asado, que se cocina lentamente en un horno de leña y se sirve con patatas y otras guarniciones.
También son populares las sopas y guisos elaborados con ingredientes locales, como las judías pintas y las setas.
Con todo, probablemente el plato estrella por su polularidad son las migas, también conocidas como migas de pastor, un plato típico que tiene su humilde origen en la transhumancia y en el que se aprovechan las sobras del pan duro, aunque también se hacen de harina, junto con longaniza, tocino fresco de cerdo, cebolla, ajo, pimentón dulce, sal y sebo. En algunas presentaciones se pueden servir con uvas o alguna rodaja de naranja u otras frutas por encima, en busca de aportar cierta jugosidad y frescura al plato.
Podemos decir que hoy en día han evolucionado de una elaboración fundamentalmente pastoril a un plato de tasca y fonda presente con toda dignidad incluso en restaurantes de cocina de autor o de alta gastronomía. Las migas se suelen acompañar de un buen vaso de vino y en el caso que nos ocupa que es la gastronomía de las comarcas del Moncayo, este -por supuesto- debería ser un caldo D.O. Campo de Borja.
En resumen, el Moncayo y las comarcas que lo rodean son un lugar de gran belleza natural, con una rica historia y cultura. A pesar de no ser la cima más alta de Aragón, el Moncayo es una montaña emblemática en la región, por su altitud el rey del Sistema Ibérico y que ha sido durante siglos un lugar de gran importancia para la gente local y los viajeros que han visitado la zona.
Con una gran variedad de rutas de senderismo, deportes de aventura y actividades al aire libre, así como una gastronomía deliciosa y una cultura rica y diversa, el Moncayo y las comarcas que lo rodean son un lugar ideal para aquellos que buscan explorar lo mejor de Aragón.
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El Moncayo o San Miguel es una cumbre especialmente emblemática, está situada en la provincia de Zaragoza y aunque no es la más alta de Aragón, es sin duda una de las más famosas e icónicas. Con una altitud de 2.314 metros sobre el nivel del mar, es la más alta del Sistema Ibérico y uno de los picos más importantes de la Península Ibérica.
Desde 1978 la parte aragonesa de la montaña forma parte del Parque Natural del Moncayo, anteriormente parque natural de la Dehesa del Moncayo, con una superficie protegida de más de once mil hectáreas.
El Moncayo domina el paisaje de las comarcas que lo rodean y ha sido durante siglos un lugar de gran importancia tanto para la gente local como para los viajeros que han visitado la región.
De hecho, ya desde tiempos de los celtas y los romanos, cuando se llamaba Mons Caius, esta montaña ha sido considerada especial, con un carácter mágico e incluso sagrado.
El poeta bilbilitano Marcus Valerius Martialis, Marcial lo cita frecuentemente en sus epigramas; "luci, gloria temporum tuorum, qui Caium veterem Tagumque nostrum Arpis cedere non sinis disertis" (luz, gloria de vuestros tiempos, que no permitísteis que el viejo Cayo y nuestro Tajo cedieran a Arpis), "senemque Caium nivibus" (el Moncayo encanecido por sus nieves).
La zona del Moncayo en sentido extenso, considerando las comarcas que rodean al macizo, abarca una gran variedad de paisajes, desde bosques de pinos hasta extensas llanuras, y tiene una rica historia y cultura que se remonta a la Edad Media.
Además, el Moncayo y dichas comarcas que lo rodean (las aragonesas Aranda, Campo de Borja y Tarazona y el Moncayo junto con la castellana Comarca del Moncayo) son el hogar de una gran variedad de especies de plantas y animales, lo que lo convierte en un lugar de gran importancia ecológica.
Como ya hemos mencionado en la introducción, el macizo y la cumbre del Moncayo se encuentran en la Cordillera Ibérica, y se trata de una de las montañas más destacadas de esta cadena montañosa. Aunque no es la cima más alta de Aragón (título que ostenta el Aneto con sus 3.404 metros de altitud), sí es la montaña más alta del Sistema Ibérico y de las provincias de Zaragoza y Soria.
CC BY-SA 4.0 / DANTART / MONCAYO NEVADO AL AMANECER DESDE ZARAGOZA
Además, su cima es fácilmente accesible (atención, solamente en el caso de que las condiciones meteorológicas sean favorables) a través de una serie de rutas de senderismo que son muy populares entre los excursionistas de la región.
Para empezar, una de las razones por las que el Moncayo sea tan emblemático en Aragón es su presencia en el vocabulario y el imaginario popular, que denomina "viento del Moncayo" al cierzo que circula acanalado por el Valle del Ebro y que condiciona de forma significativa la climatología en el mismo.
Y también su papel en la historia de la tierra aragonesa. Durante siglos, el Moncayo ha sido un lugar de gran importancia estratégica, y ha sido el escenario de numerosas batallas y conflictos.
Ya en la Primera Guerra Celtíbera (181 - 179 a.C.) se enfrentaron las tropas romanas de Tiberio Sempronio Graco contra los celtíberos asentados a los pies del Mons Chaunus.
Más tarde, en la Edad Media, la montaña fue el hogar de una serie de monasterios y ermitas, algunos de los cuales han perdurado, como por ejemplo el Real Monasterio de Santa María de Veruela, abadía cisterciense del siglo XII adscrito a la Diócesis de Tarazona. O el Santuario del Moncayo, un conjunto integrado por la iglesia y una hospedería adjunta, gestionada en la actualidad como restaurante.
También durante la Guerra de la Independencia, la zona fue el escenario de intensos combates entre las fuerzas españolas y las tropas napoleónicas que ocuparon la ciudad de Tarazona en el período entre los años 1808 y 1813.
Además de su importancia histórica, el Moncayo es un lugar de gran belleza natural, con una gran variedad de paisajes y ecosistemas. En las laderas de la montaña se pueden encontrar bosques de pinos y hayas, así como una gran variedad de especies de plantas y animales. La zona también es el hogar de numerosas aves rapaces, incluyendo el águila real y el buitre leonado.
La región del Moncayo también es un lugar popular para practicar actividades al aire libre. Hay una gran cantidad de rutas de senderismo que serpentean por las laderas de la montaña, y hay numerosos lugares donde se pueden practicar deportes de aventura como el parapente, la escalada y el barranquismo.
En el invierno, la montaña también es un lugar popular para practicar deportes de nieve, como el esquí y el snowboard.
La región que rodea al Moncayo es también de gran importancia cultural, con una rica historia y tradiciones que se remontan a la Edad Media. La zona cuenta con numerosos pueblos y aldeas que han conservado sus características y costumbres a lo largo de los siglos.
Muchos de estos pueblos tienen una arquitectura tradicional, con casas de piedra y tejados de pizarra, y son un lugar ideal para experimentar la cultura y el estilo de vida de la región.
Una de las rutas más populares para ascender al Moncayo es la ruta desde el Santuario que lleva a los excursionistas a través de una serie de impresionantes paisajes, incluyendo bosques de pinos y robles y barrancos muy escarpados.
Arranca 800 metros antes del santuario propiamente dicho, desde el parking Haya Seca, y lleva a los excursionistas con cierta preparación hasta la cima en aproximadamente tres horas. Durante los dos primeros quilómetros de ascensión, que son más suaves, transcurrimos por una zona densamente arbolada que es relativamente más cómoda de transitar.
A partir de ese punto desaparece la vegetación y nos vamos adentrando, después de ir venciendo ya cierto desnivel, en el Circo de San Miguel, una imponente pared de roca y piedra y que durante un buen período del año podemos encontrar con nieve..
Esta parte de la ruta es más exigente e implica una ascensión de al menos un par de horas a través de terreno rocoso y empinado hasta el cerro de San Juan primero y el collado de las Piedras después, para finalmente ya sin tanto desnivel ganar la cima del Moncayo a 2.314 metros de altitud.
El paisaje desde allí es impresionante, con vistas panorámicas de las comarcas circundantes y de todo el Valle del Ebro, siendo visibles y reconocibles en el horizonte multitud de cimas de los Pirineos e incluso en un día claro hasta los puertos de Tortosa-Beceite a más de 200 km. de distancia.
Además de las rutas de senderismo, la región del Moncayo también es un lugar popular para la observación de la naturaleza. Los bosques y prados alpinos de la zona son el hogar de una gran variedad de especies de plantas y animales, incluyendo numerosas especies de aves y mamíferos.
Los excursionistas pueden tener la oportunidad de avistar animales como ardillas, ciervos, zorros, corzos y jabalíes, así como aves como el quebrantahuesos o el buitre leonado, alimoches, perdices, tórtolas e incluso el águila real.
La región del Moncayo también es conocida por su gastronomía, que incluye una gran variedad de platos tradicionales de la región. La zona es famosa por su cordero asado, que se cocina lentamente en un horno de leña y se sirve con patatas y otras guarniciones.
También son populares las sopas y guisos elaborados con ingredientes locales, como las judías pintas y las setas.
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Podemos decir que hoy en día han evolucionado de una elaboración fundamentalmente pastoril a un plato de tasca y fonda presente con toda dignidad incluso en restaurantes de cocina de autor o de alta gastronomía. Las migas se suelen acompañar de un buen vaso de vino y en el caso que nos ocupa que es la gastronomía de las comarcas del Moncayo, este -por supuesto- debería ser un caldo D.O. Campo de Borja.
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