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por Miguel Garasa                      

 

LA TIERRA Y EL AGUA, EL FUEGO Y EL AIRE.

 

Nuestra tierra está herida por un profundo surco por donde discurre encajonado, a tramos tranquilo y a trechos nervioso, como si tuviera un espíritu propio, el río Gállego/Galligo, alimentado por múltiples afluentes y barrancos que atraviesan los llanos formando  grandes surcos y caballones, como si de un huerto tradicional se tratara.

 

CC BY 2.0 / ENCUENTRO EDUBLOGS / EL RÍO GÁLLEGO

 

Desde Biscarrués y Erés puedes descender a un sendero botánico que recorre el soto del río, plagado de especies típicas de las riberas como los olmos, chopos, caxicos o alisos, invitándonos a la meditación y al relax.

 

Recorriéndolo por la orilla izquierda en dirección norte puedes llegar hasta el puente de hierro de Santa Eulalia de Gállego / Santolaria de Galligo y mientras lo cruzas hasta la otra orilla, no podrás dejar de admirar el cañón horadado por el río con los Mallos de Riglos y la Peña Ruega al fondo de espectadores de excepción.

 

PEÑA RUEGA

 

Muy cerca del puente, perfectamente integrado en el cañón, armonioso y bucólico, los restos del Molinaz resisten el paso del tiempo. Antiguos edificios de un vasto complejo hace mucho tiempo abandonado, fueron uno de los muchos molinos de harina que antiguamente proveían de trabajo a nuestros habitantes.

 

Un poco más abajo los restos del Pontaz, formado por una pilastra y un pilar en medio del cauce que constituyen la base de un antiguo puente de piedra que quién sabe si jamás se terminó o si fue devorado por alguna crecida salvaje del río.

 

CC BY-SA 4.0 / ELOY FERNÁNDEZ CASTILLO / SANTA EULALIA DE GÁLLEGO

 

No muy lejos, desde la carretera, puedes desviarte y subir a Sierra Estronad, otro ejemplo más de pueblo abandonado y recuperado en las últimas décadas, desde el que puedes admirar bellas panorámicas de toda la Galliguera, desde Gratal hasta más allá de los Mallos de Agüero y las Cinco Villas.

 

El agua riega nuestra tierra, nos alimenta y es fuente de vida, siempre libre de discurrir por donde dicta la sabia diosa naturaleza.

 

Nosotros, aunque por desgracia no seamos tan juiciosos como ella, luchamos para respetar ese principio y para seguir mereciendo el uso y disfrute de nuestra agua y ríos como se ha hecho desde tiempos que se escapan a nuestra memoria.

 

CC BY 2.0 / BRIAN ADAMSON / EMBALSE DE LA SOTONERA

 

El Gállego / Galligo es nuestra arteria principal y los demás pequeños ríos y barrancos son las venas y capilares del cuerpo que es la Galliguera. Si cuidamos y tratamos nuestro cuerpo como si fuera un templo, hagamos lo mismo con esta zona y mantengámosla viva.

 

El fuego, el agua y el aire: en el término municipal de Lupiñén / Lopinyén, Ortilla y Montmesa / Mormesa, se localiza el embalse de la Sotonera. Alimentado por el Gállego / Galligo, el Sotón y el Astón, es el origen del Canal de los Monegros y punto imprescindible para la observación de las aves migratorias y acuáticas.

 

No hay vista más fascinante que la de observar el fuego de nuestro sol poniente confundiéndose en el horizonte con el agua del embalse, mientras escuchamos los graznidos de las aves migratorias que vuelan, suspendidas en el aire, nuestro despejado cielo.

 

CC BY-SA 4.0 / POMPILOS / EMBALSE DE LA SOTONERA

 

La tierra, la mano del hombre y el fuego: no solo las siluetas de nuestros monumentos naturales destacan imponentes en el amanecer y en la puesta del sol.

 

Las maravillas creadas por la mano del hombre, con los destacados ejemplos de la mole del castillo de Loarre / Lobarre y la tenaz torre del castillo de Marcuello anexa a la ermita del mismo nombre, son bellas estampas en esas horas del día, amparadas por los picos Pusilibro / Puxilibro y Peña del Sol / Penya Sol respectiva y firmemente arraigadas en promontorios rocosos que constituyen privilegiados miradores naturales.

 

CC BY-SA 4.0 / DIEGO DELSO, DELSO.PHOTO / CASTILLO DE LOARRE

 

Desde Loarre / Lobarre y sus pedanías, Santa Engracia, Sarsa y Linás / Linars, puedes tomar senderos y caminos que ascienden hasta la sierra y, tras dejar atrás los vetustos castillos, buscar y recoger, siempre con respeto y con el permiso y la tasa correspondiente, una gran variedad de setas y hongos.

 

CC BY-SA 4.0 / DIEGO DELSO, DELSO.PHOTO / LOARRE

 

El agua, la tierra y el conocimiento: ubicada en Ayerbe, la Fontaneta era uno de los mejores  recuerdos de la infancia y adolescencia del que fue su más ilustre habitante, el Premio Nobel de Medicina don Santiago Ramón y Cajal, genio del conocimiento y la investigación.

 

Es un pequeño parque natural, ideal para el paseo, la meditación o los juegos. Surtida de fuentes suministradas por manantiales y zonas para el esparcimiento y partiendo desde su camino principal, rodeado de altos árboles, se puede bajar por distintos senderos hasta el lecho del río que, dependiendo del tramo en que nos encontremos, puede tener diferentes nombres en su camino hasta el Gállego / Galligo, tales como Fontóbal, Río Seco o Barranco de San Chulián.

 

De vuelta al pueblo y tras cruzar sus dos espectaculares plazas, podemos subir el sendero que nos lleva al cerro de San Miguel y su otro acompañante llamado tradicionalmente Os Muros.

 

CC BY 2.0 / ENCUENTRO EDUBLOGS / PLAZA DE AYERBE

 

Desde sus puntos más altos, donde se encuentran la ermita de San Miguel y los restos de un castillo medieval,  si el cielo está despejado la vista abarca gran parte de la Hoya de Huesca / Plana de Uesca, Guara y la ciudad de Huesca / Uesca, la Sotonera, las sierras Caballera y de Loarre / Lobarre, las Peñas de Riglos y las sierras de Santo Domingo, Luesia y Luna en las Cinco Villas.

 

Estos dos cerros son una de las señas de identidad de la villa de Ayerbe, con sus ventajas e inconvenientes, pues al estar situadas a poniente nos procuran sombra y frescor en las tardes de verano y nos roban el poco calor del sol en los cortos días de invierno.

 

CC BY 2.0 / ENCUENTRO EDUBLOGS / AYUNTAMIENTO DE AYERBE

 

La piedra y la mano del hombre: si vives en un pueblo, a buen seguro que tu casa sea de piedra. Los canteros antaño, hacían su agosto todo el año, cuando las cosas se hacían para durar toda la vida.  

 

En Biscarrués y en sus pedanías de Erés y Piedramorrera / Piamorrera (¿A qué deberá su nombre?) podrás disfrutar de la Ruta de la Piedra y encontrarte en tu camino con varias canteras e interesantes ejemplos de  arquitectura popular del monte, tales como casetas abovedadas, pozos y corrales.

 

CC BY-SA 4.0 / DIEGO DELSO, DELSO.PHOTO / PIEDRAMORRERA

 

Este texto es solo un esbozo de la Galliguera y, por muchas y bonitas palabras que usemos, siempre valdrá más una imagen. Para obtenerla lo mejor que puedes hacer es venir y descubrir todos nuestros tesoros, la calidad de nuestros servicios y productos y la calidez de nuestra gente.

 

Castillos de película, aguas bravas, paraíso de escaladores, bonitos pueblos para visitar y miles de senderos que recorrer. Lo que hemos querido mostrar con este escrito es solo un aperitivo de lo que os espera, ¡no os quedéis con hambre!

 

CC BY 2.0 / JUANEDC / LOS MALLOS DE RIGLOS

 

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