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por Miguel Garasa                                                                                                                      

 

LA LEYENDA CON LA TIERRA Y CIELO

La Galliguera es una zona de unión y de contrastes. En ella se unen el llano y la montaña, los monumentos hechos por la mano del hombre con los esculpidos por la naturaleza, el colorido de las almendreras en flor iluminadas por el sol con la oscuridad de la noche limpia y estrellada, los vastos campos de secano con los abigarrados bosques de carrascas y pinos, o la tranquilidad de sus pueblos con el bullicio de sus fiestas.

 

La tierra y la piedra, el agua, el fuego, el aire, el cielo, la gente con sus obras, conocimientos y leyendas; todo se une aquí en este lugar para formar la Galliguera.

 

CC BY 2.0 / JUANEDC 

 

La leyenda con la tierra y cielo: este enclave es cruce de caminos, donde acaba el llano y empiezan las montañas, donde acaba el amplio valle del Ebro y empiezan las primeras estribaciones pirenaicas, las cuales sirvieron hace muchos siglos de frontera entre mundos diferentes que acabaron uniéndose.

 

Repentinamente nuestra vasta tierra de cultivo se yergue, convertida en piedra, en busca del cielo creando bellas formas que nos llevan desde el Pico de Gratal, pasando por la Sierra Caballera y de Loarre/Lobarre, el Mirador de los Buitres/Mirador d’os Güitres y Os Fils, hasta los majestuosos Mallos de Riglos, todos ellos magníficos hábitats rocosos donde anidan multitud de colonias de aves rapaces.

 

CC BY 2.0 / JUANEDC 

 

Es en los Mallos de Riglos y en la Peña Ruega de Murillo / Morillo, donde nuestra naturaleza se funde con la leyenda, donde las criaturas fantásticas inspiraron historias que agitaron la imaginación de nuestros más pequeños. Historias como la de la Giganta de Riglos, que vivía en la Foz de Escalete / Foz d’Escalete, donde el profundo barranco de Forcallo desagua con un espectacular salto en nuestro Gállego/Galligo.

 

La Giganta atravesaba la sierra de norte a sur y, apoyando un pie en el Mallo Pisón y el otro en Peña Ruega, pasaba su tiempo hilando el lino y el cáñamo, usando el Mallo Puro como huso y el río para mojar los hilos.

 

Esto fue hace tiempos inmemoriales, mucho tiempo antes de que los pantanos y las presas domesticaran en parte el salvaje carácter del Gállego / Galligo, llamado así por venir de la antigua Galia celta y romana.


Peña Ruega de Murillo / Morillo

 

Los Mallos de Riglos son un lugar mágico, de los que se decía que eran los centinelas contra las huestes de Aznar o el diablo y donde seres fantásticos y diabólicos trataban de impedir a los lugareños el ascenso a sus cumbres.

 

Si la Giganta podía apoyarse en ambas formaciones rocosas a la vez, es de suponer que también fuera capaz, solo con un pequeño salto, imitando al también legendario “Roldán”, de alcanzar los Mallos de Agüero, espectaculares monolitos que son el sello de identidad de la localidad del mismo nombre.

 

 

Desde allí arriba, medio tapada por una colina, atisbaría la iglesia románica de Santiago, lugar donde también podría decirse que se unía “el reino del cielo” con el nuestro terrenal, pues tal como cuentan las leyendas y las teorías de los sesudos historiadores, fue construido en un principio con la intención de que Ramiro II, el rey Monje, se retirase allí para vivir sus últimos años de retiro monacal. 

 

Una de las siluetas más icónicas y reconocidas de toda la Hoya de Huesca / Plana de Uesca es la del Pico de Gratal. Ya a muchos kilómetros de distancia, cuando subimos por la autovía desde las grandes metrópolis en busca de aire y espacio, avistamos su perfil separado de la Gabardiella.

 

La leyenda vuelve otra vez a encontrarse con la naturaleza, buscando una explicación nada racional pero sí muy romántica a la formación de los accidentes geográficos.

 

CC BY 3.0 / MC BODES / EL PICO GRATAL

 

Cuentan que el gigante Gratal estaba profundamente enamorado de Gabardiella, pero el padre de esta, Gabardón, no aceptaba el amor que había entre ellos y, con la intención de separar a los dos enamorados, buscó la ayuda del gigante Guara.

 

Este último, con su enorme bastón y haciendo uso de su enorme poder, abrió una profunda brecha entre los dos amantes y separó para siempre lo que hasta entonces había permanecido unido.
 

Por allí discurre hoy en día el río Flumen, que en latín significa ‘río’, por lo que si quieres “quedarte con la gente y tomarles un poco el pelo” puedes explicarles que ese cauce de agua se llama río Río.

 

Retomando la historia, Gratal clamó venganza y no le tembló el pulso para alzar su propio picacho y clavarlo en el pecho del gigante Guara, dejando para la eternidad la silueta del gigante postrado y mirando hacia el cielo infinito.

 

 

Abandonando las leyendas, pero recuperando los mitos, recordamos al célebre naturalista Félix Rodríguez de la Fuente, el ídolo de muchos de los que ahora tienen más de 40 años, una de las personas más queridas y admiradas de nuestro país y convertido en mito después de su muerte en un trágico accidente de helicóptero en 1980.

 

Visitó estos parajes en los años 70, enamorándose de ellos de la misma manera que lo estamos nosotros. Animó a la construcción del Mirador de los Buitres / Mirador d’os Güitres mientras continuaba su lucha por defender y preservar la naturaleza, sirviendo de inspiración para todos.

 

CC BY 2.0 / JUANEDC / LOS MALLOS DE RIGLOS

 

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